Un mundo bipolar


Después  de la Segunda Guerra Mundial la mayor parte del territorio europeo estaba destrozado.  Los grandes vencedores fueron: Estados Unidos, la Unión Soviética (URSS) y el Reino Unido. Sin embargo fue evidente que el Reino Unido no podía competir con las dos superpotencias ya que había sufrido muchas bajas y su territorio estaba dañado por las numerosas batallas. Así pues, el mundo estaba dominado exclusivamente por los Estados Unidos y la URSS. Estas dos grandes potencias ejercieron un liderazgo mundial hasta el 1989 cuando en la URSS empezó a iniciarse un proceso de descomposición por parte del régimen soviético.
La colaboración entre los dos aliados se rompió rápidamente ya que cada uno defendía modelos sociales y económicos antagónicos. Por una parte los Estados Unidos seguía el modelo capitalista y la URSS seguía el modelo capitalista. Esta diferencia ideológica llevó a la división del mundo en dos grandes bloques: el occidental, liderado por los Estados Unidos y el comunista, liderado por la URSS. La política de los dos bloques condujo al alineamiento de numerosos países del mundo en uno o en el otro bloque. La Europa occidental, el Japón y las zonas del mundo subdesarrollado tuvieron la influencia del modelo norteamericano. La Unión Soviética ejerció su influencia en la Europa central y oriental y en los países del Tercer Mundo.



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